En un sorprendente acontecimiento que ha sacudido a Oriente Medio, las fuerzas rebeldes sirias han vuelto a entrar en la ciudad de Alepo tras ocho años de ausencia, lo que supone un importante desafío para el control del país por parte del presidente Bashar al-Assad. El inesperado resurgimiento de los combatientes de la oposición en la mayor ciudad de Siria marca un giro dramático en el prolongado conflicto y plantea interrogantes sobre la estabilidad del régimen de Assad. El avance rebelde en Alepo, que en su día fue el corazón económico de Siria, ha reavivado las preocupaciones sobre la posibilidad de que se reaviven la violencia y las crisis humanitarias en una región que ya ha sufrido enormemente en la última década.
Las fuerzas rebeldes, que comprenden una coalición de varios grupos de la oposición, rompieron las defensas gubernamentales en las afueras de Alepo en una ofensiva rápida y coordinada. Los informes de testigos oculares describen escenas de intensos combates a medida que los combatientes rebeldes avanzaban hacia los barrios orientales de la ciudad. Estas zonas fueron bastiones de la oposición antes de ser recuperadas por las fuerzas gubernamentales en 2016. El repentino avance rebelde ha sorprendido a muchos observadores, dada la creencia generalizada de que Assad había consolidado su control del poder principalmente en los últimos años.
A medida que se difundían las noticias de la incursión rebelde, los residentes de Alepo informaron de una mezcla de miedo y optimismo cauteloso. Para algunos, el regreso de las fuerzas de la oposición representa un rayo de esperanza de cambio después de años de gobierno autoritario. Otros, sin embargo, expresan preocupación por la posibilidad de que se reanude el conflicto y su impacto devastador en la vida civil. El recuerdo del brutal asedio de Alepo en 2016 sigue fresco en la mente de muchos, y hay temores de que la historia pueda repetirse si la situación se agrava.
La comunidad internacional ha reaccionado con alarma a los acontecimientos que se están desarrollando en Alepo. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas convocó una sesión de emergencia para analizar la situación, con llamamientos a un alto el fuego inmediato y a la protección de los civiles. Las organizaciones humanitarias están advirtiendo de la posibilidad de una nueva crisis de refugiados si estallan combates a gran escala en la ciudad. Mientras tanto, las potencias regionales siguen de cerca los acontecimientos, con preocupación por los posibles efectos indirectos sobre los países vecinos que ya están lidiando con las consecuencias del conflicto sirio.
Para el presidente Assad, el avance rebelde en Alepo representa uno de los desafíos más graves a su autoridad desde los primeros días de la guerra civil siria. La pérdida de control sobre partes de la ciudad no sólo socava la narrativa de estabilidad que su régimen ha tratado de proyectar, sino que también plantea interrogantes sobre la eficacia de sus fuerzas militares y la lealtad de las poblaciones locales. El gobierno de Assad ha respondido a la incursión rebelde con una movilización masiva de tropas y recursos, prometiendo aplastar a la oposición y reafirmar el control sobre Alepo.
El resurgimiento de la actividad rebelde en Alepo también ha renovado la atención sobre la compleja dinámica geopolítica que rodea al conflicto sirio. Rusia, un aliado vital del régimen de Assad, habría aumentado su apoyo aéreo a las fuerzas gubernamentales en respuesta al avance rebelde. Esto ha dado lugar a especulaciones sobre la posibilidad de una mayor intervención de otras potencias externas, como Turquía y los Estados Unidos, que históricamente han apoyado a varios grupos de la oposición en Siria.
A medida que la situación en Alepo sigue evolucionando, hay cada vez más preocupaciones sobre el impacto humanitario en la población civil de la ciudad. Los organismos de ayuda advierten de la posible escasez de alimentos, la falta de suministros médicos y la interrupción de los servicios esenciales si se intensifican los combates. Las Naciones Unidas han pedido que se establezcan corredores humanitarios para permitir que los civiles abandonen las zonas de conflicto de forma segura. Sin embargo, la aplicación de esas medidas sigue siendo incierta, dada la naturaleza fluida de la situación sobre el terreno.
Los próximos días y semanas serán cruciales para determinar la trayectoria del conflicto en Alepo y sus implicaciones para la crisis siria en general. Mientras las fuerzas rebeldes consolidan sus posiciones y las tropas gubernamentales se preparan para una contraofensiva, la comunidad internacional se enfrenta al reto de prevenir un desastre humanitario a gran escala y, al mismo tiempo, abordar las cuestiones políticas subyacentes que han alimentado el conflicto durante más de una década. El destino de Alepo puede volver a resultar decisivo para dar forma al futuro de Siria y de la región de Oriente Medio en general.