A medida que Indonesia entra en 2024, el panorama económico del país está preparado para una ligera desaceleración, con proyecciones de crecimiento que se reducirán al 4,9% en los próximos tres años. Este pronóstico, publicado por el Banco Mundial en su último informe Perspectivas económicas de Indonesia, se produce en un momento en que el país lidia con el debilitamiento de los precios de las materias primas y los vientos en contra de la economía mundial. A pesar de la desaceleración prevista con respecto al crecimiento del 5% registrado en 2023, la economía de Indonesia sigue siendo resistente, impulsada por una inflación y tipos de cambio estables.
Las proyecciones del Banco Mundial pintan un panorama de una economía en transición. Se espera que el consumo privado sea el principal motor del crecimiento en 2024, y que la inversión empresarial y el gasto público también aumenten. Este repunte de la actividad económica interna se atribuye a las reformas en curso y a los nuevos proyectos gubernamentales. Sin embargo, el sector exportador del país puede enfrentar desafíos debido a los precios más bajos de las materias primas y a una demanda mundial más débil, lo que podría contrarrestar algunas de las ganancias de una industria turística en recuperación.
Se prevé que la inflación se modere al 3,2 % en 2024, frente al 3,7 % de 2023, cifra que se sitúa dentro del rango objetivo establecido por el Banco de Indonesia. Esta disminución refleja el debilitamiento de los precios de las materias primas y la normalización de la demanda interna tras el repunte posterior a la pandemia. Sin embargo, el informe advierte que el fenómeno meteorológico de El Niño podría ejercer una presión al alza sobre los precios de los alimentos, lo que podría perturbar la producción agrícola en determinadas regiones.
Se espera que la posición fiscal del Gobierno de Indonesia mejore, gracias a que las reformas fiscales contribuirán a aumentar los ingresos como porcentaje del PIB. Al mismo tiempo, se prevé que el gasto público vuelva gradualmente a los niveles previos a la pandemia. Esta consolidación fiscal se produce en un momento en que Indonesia, como muchas otras naciones, sigue lidiando con los efectos persistentes de la pandemia de COVID-19, incluidos los impactos en los mercados laborales y el crecimiento de la productividad.
La directora del Banco Mundial para Indonesia y Timor-Leste, Satu Kahkonen, destacó la importancia de aprovechar los sólidos fundamentos económicos de Indonesia para lograr un crecimiento más rápido, más ecológico y más inclusivo. El informe destaca la necesidad de continuar con las reformas para abordar los obstáculos que limitan la eficiencia, la competitividad y el crecimiento de la productividad. Se considera que estas medidas son cruciales para que Indonesia acelere su trayectoria de desarrollo y haga realidad su visión de convertirse en un país de altos ingresos para 2045.
Una sección especial del informe del Banco Mundial se centra en el potencial de Indonesia para combinar el crecimiento económico con la resiliencia climática. La transición a una economía con bajas emisiones de carbono se presenta no solo como un imperativo ambiental sino como una oportunidad para una nueva fase de crecimiento económico y reducción de la pobreza. El informe sugiere que Indonesia puede aprovechar las políticas fiscales, financieras y comerciales para abordar los desafíos climáticos y, al mismo tiempo, mantener un sólido crecimiento a largo plazo.
Entre las recomendaciones específicas se incluyen completar las reformas de los subsidios a los combustibles, ampliar la fijación de precios del carbono y simplificar las medidas comerciales no arancelarias para los bienes ecológicos. Estas acciones se consideran pasos críticos para impulsar la productividad y la eficiencia, lo que podría ayudar a mitigar los costos a corto plazo de las reducciones de emisiones y las medidas de adaptación, al tiempo que fortalece las perspectivas de crecimiento a largo plazo.
Mientras Indonesia transita estas transiciones económicas, el país enfrenta tanto oportunidades como desafíos. La capacidad de mantener la estabilidad económica y al mismo tiempo perseguir un crecimiento sostenible será crucial en los próximos años. Con una cuidadosa implementación de políticas y un enfoque en objetivos a largo plazo, Indonesia aspira a emerger más fuerte, más resiliente y mejor posicionada en la economía global.